martes, 14 de abril de 2015


Ancianos en las calles


En la actualidad uno de los grupos más desfavorecidos por la sociedad y el gobierno peruano son los comerciantes ambulantes: hombres y mujeres que por razones del destino acabaron en esta ocupación. Entre estas personas sin embargo hay un grupo que se ha visto mas afectado: los hombres y mujeres de tercera edad.




A pesar de que los ambulantes ancianos representan solo son un 7% del porcentaje general, muchos de ellos viven en pésimas condiciones y en las calles. En la imagen un anciano se gana la vida vendiendo abanicos y productos varios en una esquina del centro de Lima.



Las mujeres representan más del 70%  de los 300 mil vendedores ambulantes en la ciudad de Lima. en la imagen una mujer de la tercera edad se dedica a vender bolsas para mercado hechas de plástico trenzado.



En una esquina de la avenida Abancay, un hombre de la tercera edad se dedica a vender trozos de sandía para apaciguar la sed en una pequeña carretilla.



El calor del sol de Lima afecta a todos, en la imagen un anciano que se dedica a vender bolsas de plástico utiliza un sombrero sombrilla para resguardarse del calor.



Madre solo hay una, en la imagen una madre compra a su hijo un pequeño cesto de plantas, la mujer ambulante que se las vende lleva a u vez un bebé en una manta sujetada como una alforja.



Cerca a la galería Mesa Redonda en la intersección del jirón del mismo nombre y el jirón Cuzco, un anciano se dedica a vender pizarras acrílicas de diferentes tamaños.



Una mujer de tercera edad se dedica a vender frutas mamey y granadas en una carretilla de supermercado en el centro de Lima.



Muchas vendedoras ambulantes provienen de diferentes provincias del país con el objetivo de triunfar en la gran ciudad.



Las huellas de la edad se extienden sobre el rostro de una comerciante ambulante de tercera edad que se dedica a vender bolsas de plástico trenzado en una esquina de la calle Capón.



Cuando se tomó la fotografía la mujer se hallaba tomando una sopa. un pequeño descanso antes de volver a trabajar bajo el insolente sol de Lima.



Muchas de las mujeres ambulantes trabajan en carretillas preparando distintos potajes. en la imagen una anciana se dedica a vender fresco jugo de piña al lado del paso de las combis y buses del centro de Lima.



A pesar de todo y de todos la mayoría de vendedores y vendedoras ambulantes se dedican con felicidad a sus distintas labores, en la imagen una juguera limpia con una cuchara una piña a punto de ser preparada en zumo.



Con mucho ingenio muchas mujeres ambulantes preparan sus potajes con lo que pueden, en la imagen la misma ambulante limpia las imperfecciones de una piña para luego exprimirla en jugo.



Entre los cientos de personas que pasan por la calle Capón todos los días, una vieja ambulante se dedica a vender bolsas de plástico trenzado de distintos colores y motivos.



Con orgullo, la anciana vendedora exhibe sus distintas bolsas cual abanico de colores.



Detalle de las bolsas. en el centro de Lima muchas mujeres y hombres se dedican a la venta de este tipo de bolsas, comúnmente utilizadas para hacer las compras de la casa.



De los 3 millones 480 mil inmigrantes de provincias en Lima metropolitana, la mayoría proviene de lugares de la sierra como Junín y Ancash. en la imagen una ambulante de tercera edad vestida con atuendos propios de la sierra peruana se dedica a vender confites de maní y caña de azúcar.


Choque de culturas y tecnologías: muchos de los ambulantes del centro de Lima conviven sus costumbres y tradiciones con las de los limeños más modernos. en la imagen una ambulante no se queda atrás y se comunica por medio de un 
-obsoleto- celular.


Al lado de una botica, un ambulante de la tercera edad se dedica a vender cadenas con cruces de metal a los peatones.



Al lado de la pista en una calle del centro de Lima, un ambulante anciano se dedica a vender molinos de viento de juguete a los transeúntes. cuando se tomó la fotografía el hombre estaba vendiendo uno de estos juguetes de plástico a un niño con su madre al lado.


Créditos: Carlos Cevallos Vargas
Alumno del tercer ciclo de la carrera de comunicaciones en la Universidad de Ciencias y Artes de América Latina.